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Un Camino de Esfuerzo y Dedicación: Monitoreo y Conservación comunitaria del Águila Real de Montaña (Spizaetus isidori)

Actualizado: 6 oct 2024


juvenil de Águila real de montaña en un árbol
Águila Real de Montaña (Spizaetus isidori). Foto: Juan Quiróz.

La instalación de una estación de monitoreo comunitario en el dosel del bosque de niebla para el seguimiento del Águila Real de Montaña (Spizaetus isidori) representa un gran logro para nuestra Red de Custodios de Aves Rapaces. Sin embargo, detrás de cada éxito en conservación hay historias de esfuerzo, compromiso y dedicación incansable que merecen ser conocidas.


El Desafío de Monitorear y conservar el Águila Real de Montaña (Spizaetus isidori)


Hembra deS.isidori en el nido
Nido de águila real de montaña (spizaetus isidori). Foto: Juan Quiróz.

Instalar una estación de monitoreo en el dosel no es un logro que se alcanza de un día para otro. Muchos se sorprenden al ver el impacto de tener cámaras posicionadas en lo alto de los árboles, observando de cerca el comportamiento de esta especie, y nos preguntan cómo es posible lograr algo así. Lo que pocos saben es que detrás de cada cámara, detrás de cada imagen capturada, hay años de trabajo. Años en los cuales nuestros Custodios, liderados por Techo de Agua y organizados en la Red de Custodios de Aves Rapaces (RCAR), han dedicado largas jornadas en el bosque, caminando, monitoreando y buscando sin descanso a una especie que, en muchas ocasiones, resulta esquiva.


Custodios en jornada de monitoreo de águila real de montaña (Spizaetus isidori)
Equipo de Custodios monitoreando el águila real de montaña.

Nuestros Custodios han recorrido los bosques durante años, muchas veces bajo la lluvia, otras veces enfrentando el cansancio o la frustración, y en algunas ocasiones recibiendo tristes noticias de conflictos entre los humanos y esta magnífica rapaz. Cada caminata, cada observación, cada dato registrado, ha sido una pieza clave para conocer mejor a la especie y asegurar que nuestras acciones no alteren su delicado equilibrio.



Estos custodios no solo conocen el bosque, sino que han aprendido a entender a las águilas. Saben cuándo observar, cómo acercarse sin alterar su comportamiento, y, sobre todo, cómo crear un entorno seguro para que el águila real de montaña pueda anidar y reproducirse sin sentirse amenazada. Es un trabajo que requiere paciencia, conocimientos profundos de ecología, y una inmensa cantidad de respeto por la naturaleza.


Alianzas Construidas en la Confianza: Monitoreo y Conservación de Spizaetus isidori


Mateo llega al nido del águila real de montaña.
Mateo Giraldo trepando el árbol nido de S.isidori.

Cuando finalmente decidimos que contábamos con la información necesaria para instalar las cámaras, surgió un nuevo desafío. Escalar el árbol no era una tarea sencilla, y la ansiedad se hacía palpable; necesitábamos que la persona a cargo fuera verdaderamente idónea. No podía ser cualquiera; era fundamental que tuviera experiencia específica en trepas relacionadas con aves rapaces y que se ajustara a una serie de criterios de gran importancia para nosotros, entre ellos, reconocer y validar nuestro trabajo y conocimiento de la especie y del área.


En este contexto, el Proyecto Grandes Rapaces de Colombia (PGRC), y en particular su fundador, Mateo Giraldo, se convirtieron en piezas clave para hacer realidad este sueño. Mateo, ampliamente reconocido por su trabajo con el Águila Harpía (Harpia harpyja), reunía todas las cualidades que necesitábamos: una vasta experiencia en ascensos a grandes alturas, un profundo entendimiento del comportamiento de las aves rapaces y, lo más importante, un respeto genuino tanto por la especie como por el trabajo de nuestro equipo. Su enfoque en la seguridad y su compromiso con la misión nos dieron la confianza necesaria para asignarle esta delicada tarea.


Mateo trepado en árbol nido de águila real de montaña.
Mateo Giraldo, Proyecto Grandes Rapaces de Colombia.

Pero esta alianza no es fruto de la casualidad; se basa en la confianza y el reconocimiento mutuo de la dedicación y compromiso hacia la conservación por parte de nuestras organizaciones.


El PGRC se enfoca en la investigación y conservación de aves rapaces, trabajando con siete especies emblemáticas: el Águila Harpía (Harpia harpyja), el Águila Moñuda (Morphnus guianensis), el Águila Solitaria (Buteogallus solitarius), el Gallinazo Rey (Sarcoramphus papa), el Águila Blanquinegra (Spizaetus melanoleucus), el Águila Crestada Real (Spizaetus ornatus) y el Águila Tirana (Spizaetus tyrannus). Casi todas estas especies están catalogadas como amenazadas y presentan un gran desconocimiento, tanto a nivel nacional como global. Aunque la Spizaetus isidori no hacía parte de esta lista, Mateo conocía desde hace varios años nuestro trabajo y llevábamos un tiempo queriendo colaborar, por lo que esta fue la oportunidad perfecta.



Juan Camilo Arredondo escala árbol de águila
Juan Camilo Arredondo trepando árbol nido de águila real de montaña (Spizaetus isidori)

A Mateo se unió Juan Camilo Arredondo, docente investigador del CES, quien se unió voluntariamente a esta labor. Juan Camilo dispuso de su tiempo y esfuerzo para hacer posible la trepa, contribuyendo a que fuera más segura y efectiva. Su experiencia y compromiso también fueron esenciales para garantizar que el proceso se llevara a cabo con la máxima seguridad y respeto hacia el hábitat de las aves y las comunidades del área.


Conservación del Águila Real de Montaña: El Reto de Actuar a Tiempo


Atila FADA
Atila, hembra de Spizaetus isidori. Foto: cortesía FADA.

La conservación de especies en peligro como el Águila Real de Montaña requiere una estrategia integral, que combine esfuerzos en distintos niveles y momentos. El trabajo in situ, enfocado en prevenir conflictos y proteger hábitats críticos, es la primera línea de defensa. Es aquí donde la Red de Custodios de Aves Rapaces juega un papel crucial, con personas comprometidas en la preservación de la Spizaetus isidori en su entorno natural. Este trabajo incluye restaurar ecosistemas, educar a las comunidades, y mitigar los riesgos que enfrenta el águila.


Cuando los esfuerzos no son suficientes y el conflicto o peligro se hacen realidad, es necesario recurrir a un enfoque ex situ. Es aquí donde organizaciones como la Fundación Águilas de los Andes (FADA) y su Centro de Rehabilitación de Aves Rapaces (CRARSI) juegan un papel fundamental, especializándose en la rehabilitación de estas aves mediante técnicas como la cetrería.


La historia de Atila, un águila que se convirtió en símbolo para FADA, nos recuerda lo que realmente está en juego. Atila fue una hembra de Águila Real de Montaña (Spizaetus isidori) que fue encontrada cautiva en una finca en el Meta, donde permaneció amarrada, probablemente desde que era pichón. Tras ser rescatada y llevada al CRARSI, los especialistas determinaron que, debido a su impronta y falta de aprendizaje para sobrevivir en libertad, no podría regresar a su hábitat.


Así, Atila pasó a ser embajadora en un programa para educar sobre la necesidad urgente de proteger a su especie, y su historia nos advierte de las consecuencias cuando fallamos en la protección in situ.


Un Proyecto de Todos


visita al CRARSI con la Red de custodios de Aves Rapaces
FADA, Adventures Colombia y Techo de Agua en El CRARSI

El monitoreo y conservación de Spizaetus isidori en el occidente de Antioquia no es solo un logro de Techo de Agua, sino el resultado de la pasión y compromiso de muchas personas.


Por ejemplo, nuestra alianza con Adventures Colombia ha sido fundamental para capacitar a nuevos custodios y gestionar recursos. Luz y Pablo, del nodo coordinador de la Red de Custodios, son defensores incansables del águila y su conservación.


Asimismo, La Fundación Águilas de los Andes (FADA), bajo la dirección de Alex Ospina, también ha sido clave en nuestro proyecto. Su trabajo en la rehabilitación de rapaces y su colaboración directa con nuestros custodios a través de la capacitación con la bióloga Ana María Morales, nos ha permitido fortalecer nuestra capacidad de acción. Además, fue Alex quien apoyó el hallazgo pionero de un águila real en la región, realizado por Juan Quiróz.


A lo largo de este recorrido, otras organizaciones de gran prestigio se han sumado en distintas formas y momentos a esta causa. Es el caso de la Raptor Research Foundation, The Peregrine Fund, Hawk Mountain, el Proyecto Grandes Rapaces de Colombia, la Sociedad Antioqueña de Ornitología (SAO) y personas tan valiosas como Ana María Castaño, Marta Curti, Santiago Acevedo, Joe Thompson, entre otras.


Cada una de estas alianzas y personas ha dejado su huella en este camino, demostrando que la conservación del Águila Real de Montaña es un esfuerzo colectivo, donde el conocimiento, la pasión y la creatividad convergen para protegerla.


Hoy, Atila ya no está, pero su legado sigue vivo. Su historia es un poderoso recordatorio de lo que está en juego: la vida y libertad de una especie que depende de nuestras acciones.


Un Futuro Que No Podemos Dejar al Azar


Imágen de cámara trampa de águila real de montaña en el nido
Imagen de cámara trampa: Águila real de montaña (spizaetus isidori) en el nido. Estación de monitoreo a nivel de dosel.

La instalación de la estación de monitoreo comunitario en el dosel del bosque de niebla no es solo un logro técnico, sino un paso decisivo para evitar que historias como la de Atila se repitan. Estas cámaras nos brindan la oportunidad de detectar cambios en el comportamiento del águila, conocer sus patrones de anidación y comprender cómo enfrentan las amenazas que ponen en riesgo su supervivencia. Cada captura es un avance que perfecciona nuestras estrategias de conservación.


Pero este esfuerzo necesita más que tecnología; necesita el compromiso de más personas. La extinción es una cuenta regresiva que no podemos permitir que llegue a cero. Con tu ayuda, podemos cambiar el final de esta historia. Dona, apoya y únete a la lucha por salvar a esta especie. ¡Hagamos historia juntos! ¡Paremos la cuenta regresiva: unamos fuerzas para evitar la extinción del águila real de montaña!



Pichón de águila real de montaña
Evitemos la extinción del águila real de montaña





















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